El arte románico
El pequeño y bravo Reino de Aragón recibió muy pronto, allá por el siglo XI, los aires del primer románico o románico lombardo desde el oriente de la península.
En Jaca (Huesca) se levantó su catedral que se convirtió en uno de los primeros edificios románicos "plenos" de España que marcó una morfología arquitectónica y escultórica que se desarrollaría ampliamente por el Camino de Santiago y en el norte de la península a partir de finales del siglo XI y el XII.
Este románico jaqués, de arquitectura realizada con buena sillería y gran riqueza escultórica en capiteles, canecillos, metopas y tímpanos, convive en Aragón con numerosas manifestaciones del románico lombardo catalán, como Obarra, Sopeira, etc
Tan intensa actividad no hace extrañar que la provincia de Huesca, en la Jacetania, Sobrarbe, Ribagorza, Hoya de Huesca y Somontano se edificaran cientos de pequeñas y grandes iglesias y monasterios románicos.
Este influjo recaló plenamente en las llamadas Cinco Villas, actualmente en el norte de la provincia de Zaragoza.
Por estas razones, están ligados a la grandeza románica hispana nombres de lugares de Aragón como Jaca, Loarre, San Juan de la Peña, Ágüero, Roda de Isábena, Obarra, Siresa, Uncastillo, Sos del Rey Católico y un largo etcétera.
La altísima calidad arquitectónica, escultórica y pictórica del románico aragonés (no hay que perder de vista que uno de los dos principales ramales del Camino de Santiago proveniente de Francia cruzaba los Pirineos por Somport y atravesaba Jaca en dirección al oeste) se combina maravillosamente con tan bellos paisajes montañosos del pre-pirineo.
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