Puentes medievales
Cuatro ríos recorren el espacio físico ribagorzano, el Esera, el Isábena, el Noguera Ribagorzano y el Noguera de Tor. Estas cuatro corrientes han modelado el paisaje de esta comarca y han influido decisivamente en la personalidad de sus gentes, convirtiéndose en el eje vertebrado de su historia. Los cuatro ríos han actuado como vehículos de unión, pero también como obstáculos que impedían el encuentro.
Para salvar estos obstáculos, desde los primeros tiempos históricos hay constancia de puentes en la Ribagorza.
Una de las primeras cosas que llama la atención al viajero que se adentra por la comarca ribagorzano es la gran cantidad de puentes que cruzan sus ríos. Humildes pasarelas de madera, soberbias muestras de ingeniera contemporánea, puentes más modestos soportando el moderno tráfico automovilístico y petreos monumentos medievales cruzan y vuelven a cruzar las tres grandes corrientes de Ribagorza y los múltiples barrancos y arroyos de este territorio para comunicar a sus gentes.
La tortuosa geografía de estas tierras y el carácter bronco de sus ríos hace necesaria la existencia de numerosos puentes para facilitar el acceso a los pueblos y aldeas de la comarca. Ya desde Olvena, principal puerta de entrada a la zona occidental de Ribagorza, comienza a hacerse patente esa especial interrelación entre esta tierra y sus puentes.
Unos puentes aconsejables: Capella, Perarrua, Besians, Roda de Isábena y Olvena.
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